El adios de un viaje sin retorno

miércoles, 25 de febrero de 2009

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La ligereza de una mano tocó su hombro, para susurrar a su oído que el cansancio ya hacia nido en su piel y que sus ojos caían lentamente ante la conversación que se extendía sin pretensión alguna de dar a lugar a una conclusión, los ojos de su amante miraron suspicaces a las voces que sostenían aquella conversación y después de haber analizado el caso, la mano de aquel hombre de apariencia fuerte y varonil, se posó sobre el antebrazo de su dama con una actitud de suave tranquilidad pero avasalladora seguridad, nuevamente fijo la vista ante la amplia compañía y pidió disculpas por su retiro dando excusas pertinentes.

Se dirigieron con paso lento a la habitación del hotel, un silencio de paz se sentía en aquel ambiente de distinguida elegancia, que se lucia con aquellos zapatos de tacón y aquel vestido de alta costura que delineaba el contorno de la figura tan esbelta de la dama a su izquierda, mientras el con un saco de diseñador europeo de época que combinaba con su tenue mirada de niebla color, iluminaban aquella tan triste estación.

El ascensor pareció ignoro la paz que se desplomó con su sonido de advertencia, dejando entrar a toda la intranquilidad que en aquel lugar subsistía, aunque el vestíbulo del hotel parecía sacado de una película, el ascensor simplemente no daba con la altura, sus botones estaban gastados, sus cimientos un poco apolillados, ya que, no paraba de resonar.

Cuando se abrió la puerta en el piso correcto, el más alto de aquel lujoso hotel, se dejo ver entre montañas el alba de aquella tan hermosa mañana y unos ojos con lágrimas se escaparon del rostro de aquella tan distinguida mujer para dar a lugar una pequeña frase que corrompió el corazón de su amante en esa habitación:

-         Que decepción más grande puedo sentir que al descubrir que tengo cáncer… y muy pronto voy a morir.

Esa visita en pleno invierno a aquella fantasía tropical tenía como finalidad un inolvidable recuerdo para esta joven pareja de enamorados, que aunque algún día quisieran borrarlo de sus vidas no podrían, pero no por las razones con las cuales ellos contaban.

Ha eso de las 12 del medio día un rayo de sol se escapo entre las nubles y se filtro por la ventana llagando al terso rostro de aquel hombre tan enamorado. Las sabanas revueltas sobre eran las pruebas que demostraban el fuerte lazo que existía entre sus cuerpos. La cabeza de su amante se volvió para presentar un nuevo día a su amada, pero sus ojos enceguecidos dieron a conocer a aquel muchacho que el tiempo nunca dio su mano torcer ante su querida mujer y su tratamiento. Olvidando una lágrima entre las sabanas despejo su mente para tranquilizarse y poder pedir ayuda.

...

miércoles, 11 de febrero de 2009

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Olvide mi nombre para recordar el tuyo

Deje a un lado mis fantasías para fantasear con las tuyas

Frustre anhelos solo para cambiarlos por tus sueños

Y lo más importante

Me aleje del tiempo para darte todo el que tenía a ti

Y aun así ese día al verla pasar tus ojos azules brillaron

Como nunca pudieron brillan antes

Como el destello de una luz en plena  oscuridad

Y mi corazón se agitó advirtiendo un último adiós

Mi pecho se apretó deseando no sentir dolor

Mis ojos se cerraron queriendo no ver los tuyo

Y una lágrima se escapó

Con el solo deseo de morir en mis mejillas

Que con el frió invierno se tornaron pálidas

Como el último soplo de la vida

Vida que en ese instante perdí

Vida que convertiste en una cruel realidad.