Sin volver a llorar

martes, 27 de octubre de 2009

 



Solloce en silencio por varios minutos, esperando no ser oída, pero era imposible manejar las inspiraciones entrecortadas que venían desde mi pecho y afloraban como dejando salir la angustia y la pena que había quedado recluida en mi después de varias horas de llanto incontenible. El dolor quemaba dentro de mi cuerpo y me sentía estupida y débil, debilidad que se convirtió en mi vulnerabilidad y que hoy me destrozaba. Bajo las mantas de mi cama escondía mi desconsuelo, la tristeza, el desamor que había provocado yo misma, al refugiarme en una simple ilusión, una fantasía que nunca existió, por lo menos no, para mi.

Sentí deseos de morir, porque no quería volver a sentir algo así y busque algo confusa en mi escritorio, una navaja, esperando detener el dolor. Destapé mis pies y deslicé lentamente la navaja por mis tobillos, viendo claramente como mi piel se abría y la sangre escurría por mis pies… tranquilidad, por un momento el dolor físico se mezclo con mis sentimientos y como una formula de anulación, ambos desaparecieron. Volví a repetir varias veces el mismo procedimiento, mientras miraba como la sangre se acumulaba en la alfombra blanca, coloreando el frío en ella. Cuando ya no había donde mas atravesar mis tobillos dirigí la mirada hacia mi muñeca izquierda y de forma paralela a mi circulación sanguínea volví a deslizas aquel ladrón de sentimientos por mi cuerpo, gradualmente mis ojos se fueron nublando y la confusión hizo que detuviera mi ritual, vagamente puedo recordar lo que después aconteció, solo sé que mis lagrimas frenaron por una eternidad, mi dolor también cesó perennemente pareciendo aliviar la tensión, que aun continuo después de mi muerte.





1 comentarios:

Edwin Flores Rodriguez dijo...

Tu blog esta muy bueno, de verdad...


Un beso,



saludos.